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No es tan raro que la ciencia se mezcle con la ficción, y lo que hace unos años nos parecía una ficción, lo ha superado la ciencia con creces, quien iba a imaginar hace 100 años el nivel de conectividad que tenemos hoy, y lo que hoy vemos en el cine o leemos, dentro de otros 100 años, posiblemente sea normal, ahí es donde encaja perfectamente Gisela Baños, física teórica por la Universidad de Leipzig, asesora y gran comunicadora tanto de ciencia como de ciencia-ficción.
PREGUNTA:¿Quién es Gisela Baños?
RESPUESTA: Sé que suena a tópico, pero aún no he terminado de descubrirlo del todo. Lo que soy ha ido cambiando a lo largo del tiempo, y seguro que continuará haciéndolo, pero sí te puedo decir a qué me dedico. En la actualidad trabajo en el mundo editorial, principalmente como correctora y escritora, aunque estudié física teórica. Por otro lado, en los últimos tiempos, me he tomado como algo casi personal la divulgación de la ciencia ficción como esa herramienta de progreso, reflexión y comprensión de lo que nos rodea que puede ayudarnos a transformar el mundo en un lugar más acogedor para todos.
P: ¿Cuándo despertó tu curiosidad por la ciencia ficción?
R: La verdad es que no lo recuerdo, creo que es algo que siempre ha estado ahí. Desde muy pequeña ya sentía curiosidad por el espacio y las estrellas, y por mi casa pululaban libros de Isaac Asimov o Carl Sagan. Algo debió calar en mí, porque siempre decía que quería ser «científica astrónoma» y que un día tendría un mastín al que llamaría Mariner, como las sondas que visitaron Mercurio, Venus y Marte en los años sesenta y setenta. Hasta conservo el telescopio que me trajeron los Reyes Magos con doce años, tiene un gran valor sentimental para mí. La cuestión es que, cuando se siente tanta curiosidad por el mundo, por nuestra propia naturaleza incluso, muchas veces las respuestas que puede ofrecernos la ciencia se quedan cortas. Es ahí donde entra la ciencia ficción: no creo que vaya a ofrecernos ninguna verdad última ni definitiva, pero al menos nos permite imaginarla, algo que a veces es lo único a lo que podemos aspirar.
P: Los que te conocemos sabemos que prácticamente te has pasado media vida (y aún sigues) estudiando y adquiriendo conocimientos. Cuéntanos tus comienzos, trayectoria, especialización y como llegas ahora mismo a desempeñar tu profesión actual.
R:En el colegio y en el instituto fui una estudiante, por lo visto, con bastante más facilidad para las letras que para las ciencias. Yo no lo percibía así, porque en realidad me pasaba el día haciendo cualquier otra cosa que no estuviera relacionada con el colegio, como dibujar o tocar el bajo. El caso es que sí tenía claro es que a mí me gustaban las ciencias y en bachillerato siempre elegía física o dibujo técnico, y huía de la historia o la literatura. Es curioso, porque, por otro lado, la filosofía sí que me encantaba. En un momento dado, quise estudiar bellas artes e incluso me preparé el examen de ingreso, pero al final decidí escuchar a la niña pequeña que quería ser astrónoma y elegí física. Supuso un pequeño disgusto familiar, mis padres debían de ser los únicos que preferían que su hija estudiara periodismo o algo de humanidades a una carrera STEM, pero, finalmente —en mi línea—, hice lo que me dio la gana y, para sorpresa de alguno, me especialicé en física teórica. Lo de acabar en el mundo editorial es una larga historia y una de esas oportunidades entre un millón. En un momento en el que buscaba trabajo, un buen amigo, que había leído algunos de mis relatos, pensó que podría hacerlo bien y me abrió mi primera puerta en una editorial, donde me enseñaron la profesión. A medida que cogí experiencia y mejoré surgieron nuevas oportunidades y pasé de las tareas de corrección a realizar otras más complejas. Por lo que me comentó una vez una de mis editoras, mi perfil es poco común, los correctores editoriales con formación de ciencias son escasos.
P: Hemos podido ver en tu canal de Twitch (twitch.tv/gisbanos) que, en muy poco tiempo, has conseguido una serie de seguidores los cuales son fieles y siguen aumentando. ¿A qué se debe esto?
R: ¡Conocer la respuesta a esa pregunta valdría millones! Es verdad que el canal apenas lleva tres meses y, aunque la comunidad de seguidores todavía está creciendo, es muy participativa y está muy comprometida —¡Sois los mejores! ¡Ahí lo dejo!—. La única explicación que se me ocurre la encuentro cuando miro a mi alrededor. Lo que veo es que la demanda de contenidos como los que yo trato de crear está por todas partes: en cada lanzamiento de SpaceX o nueva misión de la NASA, en el desarrollo tecnológico continuo y brutal en el que estamos inmersos, algo que está cambiando por completo tanto el paradigma social como la forma que teníamos de relacionarnos; en este cisne negro —utilizando el concepto de Nassim Taleb— que ha supuesto la pandemia de COVID-19, que está poniendo a prueba los cimientos de nuestro sistema socioeconómico; en los derroteros que están tomando la política y la geopolítica; los nuevos movimientos ideológicos; el cambio climático… Sobre todo eso, que hoy es muy real, ha reflexionado la ciencia ficción en sus diversas aproximaciones desde sus orígenes en el siglo XVII, el problema es que creo que muchos no lo saben todavía. En mi canal hablamos de cómo lo hace, de cómo la podemos utilizar para entendernos a nosotros mismos y lo que hemos creado, o lo que podríamos llegar a crear, para bien y para mal.
P: ¿Cuáles han sido tus guías o inspiraciones para especializarte en un mundo tan apasionante como el de la ciencia ficción?
R: Creo que muchos de mi generación hemos acabado aquí gracias a —o por culpa de— Isaac Asimov, aunque ahora las personas que me inspiran son mucho más «corrientes» y, probablemente, bastante más desconocidas. Admiro profundamente a los lectores —y estoy usando esta palabra a propósito: lectores, no escritores ni nada parecido— de ciencia ficción de esas generaciones próximas a la de mis padres, porque a lo que aspiro es a llegar a esa edad, los sesenta o setenta años, sabiendo la mitad de lo que saben ellos sobre este género literario. Son casi invisibles, silenciosos, pero de ellos he aprendido infinitamente más que de muchos que se consideran a sí mismos expertos.
Clásica pregunta que os hacemos siempre: ¿A qué dedicas tu tiempo libre? ¿Qué aficiones tienes?
R: El canal de Twitch y el servidor de Discord sobre ciencia y ciencia ficción que administro —este último junto con Héctor García, investigador del CERN y youtuber— ocupan ahora mismo casi todo mi tiempo libre, que ya de por sí no es demasiado. También saco algún rato para leer por placer siempre que puedo y, para no volverme loca de atar, hago CrossFit varios días a la semana.
P: ¿Qué consejos darías a todas las personas que quieran iniciarse en el mundo de la ciencia ficción? ¿Por dónde deberían comenzar?
R: Iba a decir que por atreverse a leer libros de género, pero no, creo que la respuesta es más bien que deberían empezar por pensar, por cuestionarse el mundo que les rodea, por no conformarse con las respuestas que les den otros y buscar las suyas propias. Creo que este tipo de mentalidad es la que les llevará tarde o temprano hasta la ciencia ficción, aunque se encuentre oculta bajo una portada de literatura mainstream. La ciencia ficción es un género tan amplio en realidad y aparece en lugares tan insospechados, que cualquiera con cualquier tipo de inquietud —¡Sí, cualquiera!— encontrará siempre una historia a su medida.
P: ¿En qué nuevos proyectos estas trabajando ahora mismo?
R: En lo tocante a mi trabajo en el mundo editorial, solo puedo decir que cada vez que me siento delante del ordenador me siento muy afortunada. Ahora estoy participando en varios proyectos, bien como correctora, bien como escritora, que tratan sobre cosmología, robótica, mitología nórdica y alguna cosilla relacionada con la ciencia ficción, con lo cual estoy como una niña con zapatos nuevos. A veces me tengo que convencer a mí misma de que, efectivamente, me pagan por pasarlo bien. Lo que haré, sin duda, en cuanto tenga tiempo, será escribir un ensayo sobre la forma en la que yo veo la ciencia ficción y, quién sabe, lo mismo me siento y escribo alguna de las novelas que tengo planificadas desde hace ni se sabe.
P: Háblanos de tus libros. Entendemos que todos tienen un significado especial para ti, pero ¿Cuáles son tus preferidos y por qué?
R: En mi caso, prácticamente todo lo que escribo es por encargo. No llevo la cuenta, pero podemos estar hablando de que he publicado contenido en varias decenas de libros —ojo, no soy ghostwriter, mi nombre aparece en los créditos de todo lo que hago—. Mi pequeño paso al frente lo di con Las aventuras de Thor, un álbum ilustrado infantil sobre mitología nórdica. Pero si te refieres a mis favoritos como lectora, creo que en el contexto de esta entrevista y el tipo de público que podría llegar a leerla, recomendaría Las torres del olvido, escrita en 1987 por George Turner, una novela con elementos como los efectos del cambio climático, la superpoblación y la automatización que esbozó de manera preocupante un futuro que a lo mejor está más cerca de lo que pensamos.
P: ¿Imaginabas hace diez años que ibas a estar trabajando en esto?
R: ¡Ni de broma! De hecho, creo que siempre se lo imaginó todo el mundo menos yo, por lo que comentaba en la otra pregunta. Mi entorno sí quería que me dedicara a escribir, o al menos a algo «de letras», pero yo me negaba en rotundo porque no le veía la diversión más allá de matar el tiempo cuando me aburría en clase. Era yo la que decía: «¿De qué vais? De eso no se vive». Con el tiempo me he llevado algún: «Te lo dije».
P: ¿Dónde crees, o mejor, cómo crees que la ciberseguridad, en cierto modo, ha influido en la ciencia ficción? Hace veinte años ya había delitos telemáticos y ciberataques, pero ¿es posible que viésemos todo esto de los hackers, ciberdelincuentes, ciberataques, etc., como algo ficticio que nunca podría pasarnos?
R: La revolución de la informática, entre otros factores, dio pie a todo un subgénero —por llamarlo así— de la ciencia ficción en los años ochenta del pasado siglo: el ciberpunk. Precisamente se caracterizaba por haber llegado en un momento en el que, por primera vez, la tecnología evolucionaba tan rápido que los escritores de la época apenas tenían tiempo para anticiparse a lo que estaba por venir, así que se podría decir que todas esas posibilidades que comentas se manifestaban en la vida real casi a la par que en la ficción. Los que ya tenemos una edad recordamos, seguro, la película Hackers —una de las primeras de Angelina Jolie— como una de las que aglutinaba todos los clichés del ciberpunk y perfiló muchos de esos estereotipos más bien alocados. El ciberpunk, en su momento, se puso las pilas para mostrarnos la deriva que podría tomar la nueva sociedad industrializada, tecnificada y capitalista que empezaba a materializarse en aquella época. Era la literatura del mundo de la información y del cambio de paradigma social que ese nivel de disponibilidad, acceso y manejo de los nuevos datos que se generaban podría suponer, con su parte buena y, en la mayoría de los casos, su parte mala. Tal vez por eso el ciberpunk se popularizó tantísimo en muy pocos años y supuso el germen de otro tipo de movimientos sociales y culturales. Hoy en día, estamos comprobando que no iban nada desencaminados, ya vivimos en un mundo de desigualdades cada vez mas exacerbadas, dominio corporativo y falta de privacidad. A lo mejor no llevamos implantes biónicos en el cerebro, pero todos llevamos un smartphone en el bolsillo y, en mayor o menor medida, tenemos una doble vida en un ciberespacio que, en nuestro caso, se manifiesta en forma de redes sociales.
P: ¿Puedes indicarnos algún calendario que tengas a corto plazo con temáticas y días/horas en el que vayas a emitir de nuevo? Nos gusta «coger sitio» siempre que alguien comparte contenidos interesantes, y además así nuestros lectores pueden pasarse por tu canal.
R: La programación de mi canal es más o menos fija, aunque si sigue creciendo iré valorando ampliarla y crear más contenidos. Los martes a las 21:00 hacemos una Watch Party y vemos en grupo un par de capítulos de la serie The Expanse —es necesario un PC y tener acceso a Prime Video para poder acceder a la visualización conjunta—. Tras el segundo capítulo, comentamos lo que hemos visto, debatimos, analizamos los aspectos científicos… o a veces simplemente charlamos de lo primero que se nos ocurre. Los jueves a la misma hora, las 21:00, comentamos algún relato, corto o película; ya hemos leído a Isaac Asimov, Ursula K. Le Guin, Robert A. Heinlein o Harlan Ellison, entre otros, y han surgido debates muy interesantes en torno a sus obras. Los domingos la emisión es un poco antes, a las 18:30, y este día elegimos uno de los grandes temas de la ciencia ficción y lo ponemos en su contexto científico, histórico y cultural, debatimos si es posible llevarlo a cabo… ya hemos hablado, por ejemplo, de ciencia ficción china, de la historia de la computación y la IA, de viajes interestelares, de contactos alienígenas al más puro estilo de Carl Sagan, de la conquista de Marte, de transhumanismo… y muchas veces cuento con invitados de diferentes ámbitos que nos aportan visiones muy interesantes. El único problema es que uno sabe cuándo empieza una emisión, ¡pero no cuándo acaba!
Muchas gracias por tu tiempo, todo un auténtico honor charlar un rato con Gisela, gran profesional, excelente comunicadora y genial persona, si queréis contactar con ella podéis hacerlo a través de su buzón de MyPublicInbox
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